La cultura organizacional de una empresa, debe estar orientada a fomentar un ambiente laboral saludable, que proporcione felicidad durante el ejercicio profesional. Desde hace meses varios estudios, está comprobado que un empleado feliz, es más empático, productivo y reporta mayor rentabilidad para la organización, además, poseen una mayor flexibilidad ante los cambios y responden de forma pro-activa ante diversas circunstancias y decisiones.
Al estar el turismo y la hostelería, inmersos en un mundo de interacción humana y orientados a ofrecer experiencias positivas, resulta más importante aún, que el personal esté vinculado a la empresa y la cultura organizacional, así, su disposición a dar un buen servicio, se fundamenta además de conocimiento y dominio de las funciones, en ser modelo de gestión de una filosofía de felicidad.
Un empleado feliz con su trabajo, en equilibrio con su vida familiar, puede aportar un servicio más satisfactorio y una experiencia de mayor calidad. Factores como el estrés, un ambiente tenso y sobrio pueden disminuir considerablemente la productividad de un empleado.
Mucho se ha dicho sobre el capital humano y como este es hoy día es el mayor activo que posee. Debemos ser capaces de crear y proporcionar un buen ambiente, cálido, donde dar los buenos días y sonreír, sean parte de los valores organizacionales, donde las opiniones e ideas, sean escuchadas y tomadas en cuenta, y todo ello repercutirá notablemente no sólo en el buen servicio e imagen, sino en la cuenta de resultados de la compañía.
Por ello, desde Socialdoor, ofrecemos algunos tips y recomendaciones que pueden favorecer a propiciar un entorno laboral armónico, creativo, de provecho para todos.
Si se habla de hacer de la felicidad un valor inherente a la cultura de la empresa, queda en manos de directivos el compromiso para la implementación de la misma. Explicar con detenimiento todas las instrucciones de las tareas asignadas, contribuye a fomentar un clima saludable, y a disminuir los errores posibles. Se deberían establecer objetivos claros, reales de alcanzar. Cuando un empleado realice bien su trabajo, hay que reconocerlo. Felicitar al equipo por las metas alcanzadas, y compartir con ellos una comida para celebrar el logro obtenido. Reconocer las capacidades, fortalezas y talentos de cada miembro de la empresa. Saber escuchar sus planteamientos. Un buen jefe, inspira y gana colaboradores. Sonreir y saludar con entusiasmo, esta actitud, contribuye con el inicio de un buen día. Con el ejemplo, los directivos o jefes, invitan a cada miembro de la empresa, a aportar su granito de arena, hacerse eco y ejemplo de la cultura organizacional, de un estilo gerencial “feliz”,
En Turismo, cada día ofrecer un servicio enmarcado en una experiencia innovadora, positiva y memorable se ha convertido en un plus diferenciador, incidiendo directamente en la elección por parte del cliente.
Si el objetivo de la empresa, es ser más competitivo por medio de un servicio distintivo, no puede mantener viejos paradigmas gerenciales. La realidad hoy pasa por el cambio. El empleado y su filosofía deben reportar beneficios, la recomendación, es cambiar el estilo directivo, abandonar actitudes de presión, el hostigamiento, por una actitud motivadora, alentadora, dinamizadora , donde se resalte la capacidad y el talento del equipo. Debemos conseguir que el empleado se vincule de forma positiva a una filosofía de gestión más productiva, ofreciendo así al cliente, un servicio con base en la alegría, donde la felicidad se manifieste como resultado de la satisfacción generada, es por esto, que en turismo, un empleado feliz marcará la diferencia.
Nosotros llevamos tiempo poniendo en marcha planes en estas líneas innovadoras y motivadoras. Si podemos ayudaros en algún momento no dudéis en contactarnos y os podremos ampliar la información .