Ser emprendedor implica hoy crear con conocimiento. Ya no basta con tener una idea innovadora, se debe pensar y estudiar cómo la idea transformada en producto o servicio será recibida. En Socialdoor, apoyamos el emprendimiento, desde una perspectiva práctica, donde plasmar y llevar las ideas al mundo real. Muchos startups se lanzan cada día a una aventura, un mercado o un sector desconocido y la realidad es que muchas de ellas caen en un estado de supervivencia continuo, precisamente por no haber realizado un diagnóstico previo que permitiera minimizar el riesgo de muerte del proyecto o como pivotar en la idea inicial.
Aquí, ofrecemos algunos consejos, que, si bien no son una receta única ni magica, sí que pueden ayudarte a emprender con una amplia visión del mundo empresarial.
El desarrollo de una marca, es uno de los consejos iniciales a tener en cuenta. ¿Para qué estoy creando determinado producto? ¿Qué se pretende mejorar? ¿Qué tiene de diferente? ¿Responde realmente a una necesidad? Estos son algunos de los aspectos que todo emprendedor debe tener claro. Una marca sólo tiene existencia en la mente y corazón del cliente y es tal y como la perciben, que se establece una vinculación entre el cliente, el producto y la marca, y por ello la marca está compuesta por un valor real y diferencial, que hace que para cada cliente, el esfuerzo merezca la pena.
El inicio, siempre va a demandar esfuerzo, dedicar más tiempo. Para lograr un fuerte impulso al arrancar, se debe contar con un equipo multidisciplinar y complementario a la vez, establecer y unificar criterios para dar forma a una cultura organizacional que aporte al equipo un marco y una dirección clara, esto también ayudará a repartir las distintas funciones pertinentes, contribuyendo así, a una mejor eficiencia operativa. Muchos profesionales y dueños de empresas, enfatizan, que un buen equipo de trabajo, es el principal activo de todo emprendimiento, y es un hecho, valorar al talento no solo por el conocimiento, sino también por el carisma y visión que se tiene respecto al negocio, es importante.
Tener definida la idea como propuesta, bien estructurada, con alineamientos de acción, a corto, medio y largo plazo, dependiendo del entorno, resulta fundamental para todo startup. El estimar o proyectar hacia dónde se orientará el crecimiento también es importante. Cada startup crece a un ritmo diferente, unas lo hacen de forma vertiginosa y otras a ritmos más lentos, y para cualquiera de estos escenarios hay que estar preparado.
Si para llevar a cabo la propuesta, se requiere capital externo, a través de patrocinio, sponsors o financiamiento, va a requerirse no sólo conocimiento del negocio, también dominio de estrategias comunicacionales para lograr conectar y transmitir con precisión las bondades del negocio. Un buen discurso, está preparado de acuerdo a la audiencia, el mensaje se ajusta al léxico del interlocutor, para establecer así una comunicación eficaz; si se va a reunir con un inversor, se debe generar confianza a través de la conversación, empleando términos alusivos al mundo empresarial. Un recurso, muy utilizado en los últimos tiempos, es el elevator pitch, un discurso que, en solo dos minutos, se exponen los beneficios de la idea para las partes interesadas.
La perseverancia, disciplina y tenacidad, son cualidades que se deben emplear o desarrollar para no sucumbir en el intento. Siempre van a existir tropiezos, pero aprender de ellos, levantarse y seguir adelante, marcan la diferencia; ningún negocio es perfecto, menos en sus inicios.
Los esfuerzos se deben orientar a una mejora continua; sobre la marcha se obtiene la experiencia y las herramientas para hacer de la propuesta de negocio, un sueño hecho realidad. Nosotros trabajamos en diversos proyectos con startups, como el proyecto NAO VENTURES, así que si podemos ayudaros en algún momento, no dudéis en contactarnos.